Porque Dios es el único que puede sanar, ayudar a controlar toda aquella situación que se nos venga inesperadamente encima, Dios es el único que tiene el poder de sacarnos las fuerzas necesarias para enfrentarnos a las adversidades.

A pesar de estar en lo más alto o en lo más bajo, recuerda siempre al Señor. No te olvides de su presencia, pide su ayuda.
«Porque yo soy el señor, tu Dios, quien sostiene tu mano derecha; Yo soy quien te dice: ‘No temas, yo te ayudaré'», Isaías 41:13.